Conoce a The NomadFlyer

Contador de Historias

A mí lo que me gusta es contar historias.

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Yo estudié arquitectura, como una herramienta para ver el mundo más que como una vocación de constructor. Y lo que más disfruto es la inspiración del proyecto, el buscar mil referencias y fuentes, buscar guiños que lancen la idea y sobre todo el cómo contarlo, el storytelling, el cómo ilusionar a alguien con una idea, con un concepto, el enamorar los corazones para que luego las cabezas quieran construir edificios.

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Y todo es como un baile, tiene sus pasos, su estética, así le hablo a mi equipo, cuando les cuento cosas, sean batallas de mi pasado, o información que recién leí, para plantar semillas en su proceso creativo, para motivarlos en el camino. Por eso me quedo con el proceso, con lo que nos lleva a diseñar lo que sea, un edificio, un parque o una lámpara.

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El “Qué”es lo de menos, a mí me importa el “Cómo”. Y eso me lleva a la cocina, a cocinar, que también para mi es otra manera de contar historias, un viaje a través de sabores y alimentos, donde creas una experiencia en un momento pero que te hace volar a otros, pues ya tocas los sentidos, y eso es lo que me inspira, el saber de donde vienen los ingredientes, lo que me interesa es contar, ese es mi regalo.

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Antes de estudiar arquitectura, quería ser médico, todavía lo pienso, pero lo que siempre me atrajo es la Biología, ya que explicaba el porqué de las cosas, los procesos, era la serie de ”Érase una vez” personificada, como leer un cuento, de esos que te enganchan, y lo disfruté sin esfuerzo. Quizá no tuve la vocación suficiente, quizá mi objetivo nunca fue sanar a la gente sino entender cómo funcionamos para solucionar sus dolencias. Pasarles ese mensaje.

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Durante la carrera, recuerdo a mis compañeros totalmente estresados con la cantidad de información que querían acumular en historia del arte, o estética y composición, datos y datos que memorizaban de una manera mecánica, cuando para mí era más un placentero recorrido. Nos ponían una imagen de una puerta o una ventana y cuatro opciones de respuesta, de quien era y por qué y de quien no y por qué, y obviamente para eso, ese método de aprendizaje mecánico no servía, sino el entender la historia, el sacar tu versión y quedarte con la esencia de cada período o arquitecto.

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Cuando viajo, escribo y no para mí, nunca he sido de diarios, hablo a quién sea, a quien lo lea. Cuando voy a un taller de arte, termino describiendo espacios urbanos con un texto narrando lo que ocurría en la plaza. Cuando subo una fotografía en redes, siempre hay un mensaje detrás, una historia que entrever.

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Mire donde mire, en mi pasado, en mis vivencias, acabo siempre en el mismo callejón, el del que cuenta historias, por eso The NomadFlyer salió a la luz, compartiendo todas esas historias, dando cabida a las que están por venir, esperando que también inspire a los demás.